17.3.10

Claudio Magris: Así que usted comprenderá.


Al escuchar el disco de Anaís Mitchell (Hadestown) irremediablemente me viene a la mente un libro que se incorpora de manera extraordinaria a este contexto mitíco y, tanto disco como libro, pueden otorgarnos una atmosfera órfica completa.


Hablo del libro de Claudio Magris: "Así que usted comprenderá" editado por Anagrama y que en 53 páginas contemporaliza y otorga su propia versión del mito de Orfeo. Con una narración extraordinaria en la que nos imagnamos por completo una especie de monólogo de la propia Eurídice contemporanea, de su Eurídice, dejando de lado la imagen o voz masculina del autor. Leemos como esta nueva Eurídice rechaza la oportunidad de regresar al mundo de los vivos a pesar de que su esposo logra obtener el permiso que jamás se había concedido. Una nueva forma de saldar cuentas al tiempo que no sólo recuerdan ciertos momentos, incluso, se viven. Esto puede parecer una novela romántica, pero dista mucho de ello, tiende a mostrarnos el lado objetivo del ser humano, tiempo que hace una reinterpretación de signos y símbolos que van forjando la identidad.


Como dato extra, esta obra puede representar una autobiográfia de Magris al perder a su esposa poco antes de empezar la misma, por lo que es el ejemplo claro de que algunos mitos simplemente son parte de una realidad, o viceversa.


"...él no se habría tomado el tremendo trabajo de venir hasta aquí adentro, hasta aquí abajo; algo como para ponerle los pelos de punta a cualquiera, de hecho ningún otro hombre se ha atrevido jamás - sólo él, por mí, por mí que no soy una flor que coger, decía, sino una llama en la que calentarse el corazón o incluso abrasárselo, un vino áspero y dulce que le quitaba la sed y le dejaba con cada sorbo una gran sequedad, un gran verano... Le enseñé yo a todo, a permanecer mucho rato en mí, antes y después, a esperar que le permitiera, que le ordenara correrse, y a todo lo demás. Cuando hacíamos el amor, era como un mar, una gran ola que se mece, se eleva, se hunde y rompe en la orilla; él sin mí todavía sería un niño, alguien que hace el amor lo mismo que se suena las narices, no un hombre." (Magris, Así que usted comprenderá)

No hay comentarios: